(EFE/AFP). Al menos tres personas murieron y otras 110
resultaron heridas en el atentado que sacudió el centro de Beirut, el jueves
último. Entre las víctimas se incluye al jefe de inteligencia de las Fuerzas de
Seguridad Interiores (FSI) en Líbano, Wisam al Hasan, un musulmán sunita,
cercano a Saad Hariri, el jefe de la oposición libanesa hostil al régimen de
Siria.
Este ataque hace temer una reanudación de los
asesinatos ocurridos entre 2005 y 2008 de personalidades hostiles a Siria,
antigua potencia de tutela.
Este ataque a Líbano, parece ser consecuencia de la
crisis en Siria, escenario de atentados y enfrentamientos entre partidarios y
detractores del régimen del presidente sirio, Bachar al Asad.
El ministro de Información de Siria, Omran Zubi,
expreso su repudio a este hecho sangriento: "reprobamos este acto
terrorista cobarde en Beirut, no hay nada que lo justifique", señaló.
En un comunicado, el grupo chií libanés Hizbulá, que
apoya al régimen sirio, también mostró su rechazo.
Lo propio hicieron otras naciones como Estados Unidos,
Francia, Alemania, los países árabes y El Vaticano.
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