(Tiempo de Cambios). El último
informe del Servicio de Inteligencia revelado hoy por La República, pone en alerta, por primera vez,
sobre la dimensión de la estructura y expansión nacional de Sendero Luminoso,
llamado “neo senderismo” por los voceros del Estado y Movadef por sus
dirigentes.
Sus principales objetivos:
desestabilizar el sistema para crear las condiciones de una nueva espiral de
violencia y la liberación de su máximo líder, Abimael Guzmán.
Una de las máximas de la
ideología senderista – maoísta, es generar las contradicciones del sistema para
acelerar el proceso de cambio. En otras palabras, esto significa enfrentar a
los representantes del Estado entre sí para lograr desestabilizarlo, o
desenmascarar, descubrir o denunciar cualquier irregularidad cometida desde el
aparato estatal.
Esta máxima fue aplicada por
Alberto Fujimori en el autogolpe del 5 de abril de 1992, cuando intervino los
poderes del Estado, como el Congreso y el Poder Judicial, cuyo nivel de rechazo
de la población era abrumador. Como resultado, la opinión pública respaldó el
autogolpe y apoyó el surgimiento de un gobierno de facto. Hartos de vivir en un
país sometido a una cruenta violencia, los peruanos en su gran mayoría,
aplaudieron la medida.
Sin embargo, el autogolpe
estimuló a los senderistas a continuar con sus acciones armadas cada vez más
cruentas, al extremo de poner al país en un nivel de zozobra inimaginable. A
ello se sumaban los delitos de corrupción y las violaciones a los derechos
humanos cometidos desde el más alto nivel del Estado.
Hasta que llegó la captura
de Abimael Guzmán, en un impecable operativo policial de inteligencia ultra
secreto, que ni el propio presidente Fujimori, ni sus generales, conocían. Este golpe fue abrumador para Sendero Luminoso
y su cúpula cuyos dirigentes, uno a uno,
fueron cayendo en días posteriores.
Hoy, ambos líderes, Abimael
Guzmán Reynoso, y Alberto Fujimori Fujimori, purgan condena de cadena perpetua
por los delitos contra los derechos humanos y el último también por corrupción.
Y sus seguidores, agrupados en el Movadef y Fuerza 2011, exigen, desde
distintos escenarios, su liberación.
En algún momento, ambos
grupos coincidirán en sus acciones, sobre todo cuando se trate de
desestabilizar el sistema, desprestigiar a sus representantes en todos los
niveles y denunciar magnificando cualquier situación que ponga en tela de
juicio el trabajo o la honorabilidad de los representantes del Estado.
Es el caso, entre otros, del
renunciante embajador en Buenos Aires, Nicolás Lynch, y de la interpelación a
la que será sometido el ministro de Relaciones Exteriores, Rafael Roncagliolo,
por haber permitido que integrantes del Modavef realicen acciones partidarias públicas.
Definitivamente resulta
censurable que el Estado permita el resurgimiento de un neosenderismo, pero
también es importante reconocer la exitosa estrategia política del Movadef y el
aprovechamiento político de quienes impulsan el indulto del ex presidente
Alberto Fujimori.
No se trata de acciones
combinadas, pero sí de coincidencias en estrategias políticas muy peligrosas
para nuestra democracia que todavía adolece de muchos defectos en toda su
estructura.
En Tiempos de Cambio estamos
alertas a este nuevo escenario político para informar de manera adecuada en su
debido tiempo.
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