Wilberth
Laucata obtuvo el primer lugar en el concurso nacional de narrativa oral y
ensayo, categoría lengua originaria, organizado por el Gobierno Regional de
Arequipa. De solo diez años dice extrañar su pueblo, Hampatina, en la provincia
de Canas, Cusco. "En la casa hablamos en quechua para no olvidar nuestras
costumbres", cuenta.
Wilberth
quiere ser como José María Arguedas. "Él era un hombre bueno y macho. Yo
quiero ser un escritor macho", dice. Ya leyó Los ríos profundos. "Se
ha identificado mucho con el niño de la obra", agrega su tutor Jesús
Uscamayta, también de raíces cusqueñas.
Se refiere a
Ernesto, el héroe arguediano que se traslada de Cusco a Abancay, donde lo
matriculan en un colegio y observa la explotación de los indios por los
hacendados en los campos de cultivo. Cincuenta años después, hay cosas que no
han cambiado mucho.
Arguedas
escribía también poesía. Y en quechua. Maytan rinki ñausa urpi / maytan rinki,
tutañatak / chiri chakichaykita k´asoypi taniykachiy / sonk´oypiñatak´saykusk´a
raprachaykita (¿Adónde vas, paloma ciega / adónde vas si ya es de noche? / Pon
tus fríos pies en mi pecho / tus alas descansan sobre el latido de mi corazón).
Según el
Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), el 8.46% de niños en
edad escolar tiene como lengua materna el quechua y el 0.56% el aimara. Pedro
Flores sostiene que ellos viven principalmente en las zonas más alejadas de las
provincias de La Unión, Caylloma, Condesuyos y Castilla. Según la Encuesta
Nacional de Hogares 2007 del Inei, en Arequipa hay 23 mil 333 niños quechuas en
edad escolar y mil 544 aimaras.
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