“¿Realmente podemos decir que como nación estamos
cumpliendo nuestro deber, que estamos protegiendo a nuestros hijos?”. Este fue
el principal cuestionamiento del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, en
su intervención de ayer en Newtown, donde la policía se concentra en determinar
cómo y por qué Adam Lanza, un joven de 20 años, asesinó a 26 personas, entre
ellas 20 niños en la escuela de Sandy Hook, luego de matar a su madre.
Dos días después de la masacre, Obama se reunió en
privado con las familias de las víctimas y agradeció los servicios de
emergencias.
En medio de la vigilia en la que intervinieron
representantes de varias religiones, el mandatario reconoció la actitud heroica
y el ejemplo de amor que le ha dado esta apacible localidad de Connecticut al
resto del país.
Obama fue muy énfatico en afirmar que no se pueden
tolerar más masacres. “No podemos aceptar estos eventos como rutina”, recalcó.
Al final de su discurso nombró a cada una de las víctimas.
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