Treinta
millones de hinchas –la misma cantidad de habitantes del Perú–, el
pueblo del Corinthians como se le conoce en Brasil, han elevado a ídolo a Paolo
después de hacer el gol más determinante en la historia del club. Ya había
marcado en la semifinal ante el Al Ahly, donde la cabeza del ‘Depredador’ fue
la clave para ganar también.
Paolo, que a los 18 años decidió dejar Alianza
Lima –club en el que fue goleador de las divisiones menores pero no debutó
oficialmente–, se fue al Bayern Munich para ser el pupilo preferido de Gerd
Müller, quien premiaba sus goles con chocolates. Luego partió al Hamburgo,
equipo que después de pelear por los primeros lugares entró en crisis y luchaba
por no descender. Marcó 51 goles en 183 partidos durante su estadía en
Alemania.
Diez años después, a los 28, una propuesta del
Corinthians hizo soñar de nuevo a Paolo. Volver a Sudamérica, pero no a
cualquier equipo sino al campeón de la Copa Libertadores que jugaría el Mundial
de Clubes. Volver a estar en la órbita del planeta entero en una definición
entre los mejores.
Paolo consiguió su objetivo: meterse en la
historia del Corinthians. Tiene 8 goles en 15 partidos oficiales y en las redes
sociales no se cansan de escribir sobre lo importante que fue Guerrero para
este título. En diferentes idiomas y en la página web oficial del club, en la
que destaca una foto suya con el mensaje de “Paolo es el Guerrero del ‘Timao’”.
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