El “abismo fiscal” al que caería la primera nación del mundo ocasionaría
consecuencias muy graves en la economía global, pero todo se definiría en los
siguientes tres días siguientes en un Congreso paralizado y dividido, incapaz
de sacar adelante un acuerdo que evite el colapso.
Los republicanos se oponen a cualquier subida de impuestos, mientras que
los demócratas y el presidente se niegan a recortar gastos sociales sin subir
los impuestos a los más ricos. ¿Cómo se sale de ahí? Obviamente, con
concesiones. ¿Quién está dispuesto a hacerlas? Por el momento nadie.
La Casa Blanca considera la posibilidad de enviar en las próximas horas una
nueva propuesta legislativa que pudiera ser aprobada por el Congreso antes del
día 1, pero es difícil imaginar qué texto podría en estos momentos evitar el
obstruccionismo del Partido Republicano en el Senado y reunir suficiente número
de votos para pasar en las dos cámaras.
La Cámara de Representantes, dominada por los republicanos, ni siquiera se
ha reunido todavía, y su líder, John Boehner, prosigue sus vacaciones en Ohio.
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